La historia comenzó el 30 de marzo de 2008, cuando una llamada anónima a una institución de servicios sociales avisó de que un chico llamado Neil Beagley tenía grandes dificultades para respirar y podía morir si no lo atendían rápidamente. Un empleado acudió a la casa de los Beagley y al cabo de un par de días consiguió ver al chico que, postrado en una mecedora, le dijo que no quería ir al médico. Neil Beagley siguió enfermo y sin tratamiento médico durante semanas hasta que el 17 de junio murió por una afección urinaria no diagnosticada ni, por supuesto, tratada.
Sus padres pertenecen a la Iglesia de los Seguidores de Cristo, una secta evangélica arraigada en Oregón que rechaza la medicina y usa métodos alternativos bastante más "espirituales" como la oración y la imposición de manos. Los resultados de semejantes majaderías se han hecho evidentes.
El juicio ha terminado y los padres han sido encontrados culpables de homicidio por negligencia criminal. Este delito podría suponer hasta 10 años de cárcel pero, al no tener antecedentes penales, se espera una pena máxima de 18 meses. La sentencia se hará pública el próximo día 18 de febrero.
Buscando información, encontré un comentario en OregonLive.com que da escalofríos:
Estos son los primeros miembros de los Seguidores de Cristo convictos de homicidio en una congregación con una larga historia de niños muertos por enfermedades médicamente tratables.Y es que, en efecto, el caso no es único. En febrero de 2008 Ava Worthington tenía apenas un año y medio de edad y se puso enferma. Sus padres, Carl and Raylene, se negaron a darle tratamiento médico sosteniendo que la oración era lo único necesario para curar a su hija. El resultado fue que Ava murió el 2 de marzo por una neumonía bacteriana tratable con antibióticos. El padre fue condenado a dos meses de cárcel y un periodo de cinco años de libertad condicional. A pesar de su siniestro logro no han dudado en abrir una web defendiendo su derecho constitucional a la libertad religiosa (y, se supone, a dejar morir a sus hijos si llega el caso). Estos tipos eran, al igual que los primeros, miembros de la Iglesia de los Seguidores de Cristo de Oregón.
Muy probablemente la verdad es aún mucho más dura ya que se sospecha que unos veinticinco niños murieron en los últimos diez años de dolencias tratables, "algunos en circunstancias atroces". En este artículo se mencionan algunos casos más con nombres propios: Alex Dale Morris, de cuatro años, o Bo Phillips, de once.
Y no hemos terminado ya que he encontrado algunos artículos que hacen una revisión de estas muertes debidas al fanatismo religioso. Pero hoy es tarde y escribir esto me ha dejado sin ganas de seguir leyendo. Buenas noches.
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