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Tuesday, July 10, 2007

Savater define "científico"

(O lo importante es el "conceto").

Científico: dícese del deficiente simbólico.

Así sintetiza (algoritmo de compresión sin pérdida) Arcadi Espada un "párrafo inmortal" del artículo que Fernando Savater escribe en El País titulado ¿Ciudadanos o feligreses?

Y es que don Fernando, antes de seguir con otros temas se marca un largo párrafo de lo más pintoresco:

En los últimos tiempos han proliferado los libros en torno al fenómeno religioso o, más bien, contra la religión: Daniel Dennett, Richard Dawkins, Michel Onfray, Sam Harris, André Comte-Sponville, Christopher Hitchens... En ese catálogo, los autores anglosajones destacan por su agresividad y también por un cierto candor misionero en su refutación de las viejas creencias. Incluso dedican numerosas páginas a demoler las pruebas tradicionales de la existencia de Dios (que no han mejorado desde Tomás de Aquino), empeño que a estas alturas del siglo XXI, y con Hume, Kant y Freud a nuestras espaldas, resulta casi conmovedor de puro antiguo, como bordar fundas para almohadas o algo así. Al parecer dan por descontado que aportando razones lograrán librar a los ilusos de convicciones que, ay, ninguno de ellos ha adquirido por vía racional. Dicho sea en su descargo, los autores citados son más bien científicos (o partidarios de subordinar la filosofía a la ciencia, como antaño fue "criada de la teología"), o sea, expertos en el manejo de los números y en la experimentación con los hechos, pero deficientes en la comprensión de los símbolos.

Y no, por esas horcas caudinas no paso. Con todos mis respetos al filósofo creo que sería bueno darse cuenta de un par de cosas.

Por un lado, Richard Dawkins no hace otra cosa que analizar las religiones de dioses personales desde un punto de vista legítimo: la razón y la ciencia. Los que creemos que la razón es una herramienta razonablemente adecuada para analizar las cosas y discriminar entre lo real y la tontería, no nos parece que el empeño sea vano. Es más, es necesario ya que la sinrazón lleva siglos imperando sin rendir resultado benéfico alguno.

Le parece mal a Savater que se refuten los "argumentos" clásicos (las vías tomistas, por ejemplo) cuando lo realmente patético y antiguo no es la réplica sino las "pruebas". Tal vez don Fernando las considere tan obviamente infantiles que no merece la pena mencionarlas pero debe ser porque su mundo no se interseca con ciertas militancias donde rancios impenitentes siguen sacándolas a colación como prueba de la cuadratura del círculo. No sobra, no.

Como tampoco sobra dar un toque de razón a la sinrazón. La frase es espectacular y merecería ser repetida cámara lenta:

Al parecer dan por descontado que aportando razones lograrán librar a los ilusos de convicciones que, ay, ninguno de ellos ha adquirido por vía racional.

Coño, pues claro ¿cómo convencer si no? ¿tal vez proponiendo a su divinidad el MEV? ¿Cómo convence Savater en sus discusiones, con pases mágicos? Como no da alternativa, yo, deficiente simbólico, sigo sin apearme de la convicción de que los argumentos pueden servir de palanca para mover a los dioses de sus pedestales. Sinceramente, desconozco otro mecanismo porque la espada, el alfanje y la hoguera son monopolio de los otros.

No se para Savater en ese párrafo. Nos regala más adelante otro par de perlas interesantes.

La verdad es que no considero tal liquidación [de la religión] un objetivo deseable (además de que lo tengo por imposible).

[...] combatirla como una plaga más sin atender los anhelos que expresa es empobrecedor no sólo para la imaginación, sino hasta para la razón humana.

No ha reparado Savater en que la vía de liquidación de las religiones no es mediante dosis masivas de insecticida sino por dos caminos muy diferentes.

El primero es el progresivo convencimiento que llega con la cultura científica. Ya lo comenté sucintamente hace unos días. Eso significa que no se vuelve uno ateo por imposición, lo cual es una virtud objetiva frente al tradicional comportamiento de muchas religiones.

El segundo es la batalla cívica: las religiones tienen patente de corso para adoctrinar a los niños. Dice Dawkins que no existen niños católicos o musulmanes sino niños forzosamente adoctrinados en la superstición católica o musulmana. Sin ese adoctrinamiento sectario la "pérdida" de los dioses no deja ningún hueco perceptible porque se revela que su necesidad ha sido creada artificialmente.

Esta última batalla es la que se libra ahora en España con la oposición a la asignatura de "Educación para la ciudadanía" por parte de obispos montunos y mariachis acompañando con el guitarrón. Ya trataremos de ese tema más adelante, cuando veamos el resultado de la cruzada que montan estos siniestros personajes que han llegado al ridículo de decir que los colegios que la impartan "estarán colaborando con el mal". Eso sí, mientras ellos se arrogan la representación del bien, el Tribunal Supremo condena al Arzobispado de Madrid, encabezado por Antonio María Rouco Varela, como responsable subsidiario de un caso de pederastia o, para que se entere Rouco, que recurrió la primera sentencia: abusos sexuales continuados por parte de un sacerdote a dos niños de 10 y 12 años en la sede de la vicaría.

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