The publication or utterance of blasphemous, seditious, or indecent matter is an offence which shall be punishable in accordance with law.Uhmmm ¿blasfemia? ¿de qué estamos hablando? La historia es curiosa, reciente y patética: el 7 de mayo de 2008 fue nombrado Ministro de Justicia un personaje llamado Dermot Chistopher Ahern. Una de sus primeras iniciativas, supongo que era algo prioritario, fue desarrollar el artículo constitucional enmendando la llamada Defamation Bill para introducir expresamente la blasfemia como delito. Según él, la blasfemia debe entenderse como:
La publicación o expresión de cuestiones blasfemas, sediciosas o indecentes es un delito que será castigado de acuerdo con la ley.
Una expresión manifiestamente abusiva o insultante en relación con cuestiones consideradas sagradas por cualquier religión, proponiéndose con dicha expresión causar indignación entre un significativo número de adeptos a esa religión.Piensen en las expresiones: abusiva o insultante para lo que otros, de cualquier religión, consideren sagrado. Además deben juzgar la intención. Por lo visto pueden ustedes proferir maldiciones contra todos los santos del cielo si con ello no tienen la intención de causar indignación entre muchos (si indignan a pocos, en número "no significativo", no hay problema).
La propuesta del gobierno fue aprobada en la cámara baja (donde la multa máxima se rebajó de 100000 euros a 25000) y pasó al Senado donde se votó hace apenas 9 días. El resultado fue que el proyecto de ley se aprobó por un único voto de diferencia: 23 contra 22 (de 60 miembros).
Para que esta ley entre en vigor ya sólo falta un informe del Consejo de Estado que se debatirá el próximo miércoles pero que no es vinculante para el presidente que, una vez recibido y con independencia de su contenido, podrá firmar la ley. Tal vez deba pasar por otro informe para evaluar su constitucionalidad pero no olvidemos que la blasfemia está incluida ya en la Carta Magna irlandesa.
La oposición manifestó que lo que había que hacer era modificar la Constitución para eliminar de ella la referencia a la blasfemia pero el gobierno argumentó que era algo inviable porque el preceptivo referendum era excesivamente caro en estos tiempos de crisis. Curiosamente sí se va a hacer un referendum el próximo octubre para ver si a la segunda se aprueba el Tratado de la Unión Europea, rechazado en el año 2008.
Pero no todo está perdido. Se lo crean o no, se podrá blasfemar si una "persona razonable" encuentra genuinos valores literarios, artísticos, políticos, científicos o académicos en la expresión delictiva:
It shall be a defence to proceedings for an offence under this section for the defendant to prove that a reasonable person would find genuine literary, artistic, political, scientific, or academic value in the matter to which the offence relates.Eso sí, tengan cuidado si no se expresan "con arte" porque se añade que el juez podrá dictar una orden con la que la policía podrá entrar incluso en su domicilio "ejerciendo si es necesario una fuerza razonable" para buscar copias de la ofensa y tal y cual...
[...] authorising any member of the Garda Siochana to enter (if necessary by the use of reasonable force) at all reasonable times any premises (including a dwelling) at which he or she has reasonable grounds for believing that copies of the statement to which the offence related are to be found...Por si les resulta difícil de creer tanta estupidez, tienen ustedes el texto completo aquí.
[...] se autoriza a cualquier miembro de la Garda Siochana para entrar (si es necesario con el uso de fuerza razonable) en cualquier momento oportuno a todos los locales (incluida la vivienda) en el que haya motivos razonables para creer que puedan encontrarse copias de las expresiones relacionadas con el delito...
Esta majadería es un claro ejemplo de legislación basura, aunque no debido a sus efectos sobre la libertad de expresión, que creo que serán nulos, sino por la pésima redacción, la subjetividad y la acumulación de ambigüedades que la hará no aplicable. Comentaba en este blog, allá a finales del 2005, que las leyes y decretos deberían ser como los medicamentos y sólo deben aplicarse tras estudios que garanticen tres cosas esenciales: que realmente son funcionales contra la enfermedad que sea, que sus efectos secundarios, aunque existan, están bajo control y que sus interacciones con otros medicamentos no darán sorpresas desagradables. No es el caso.
Creo, sin embargo, que esta nueva normativa no tendrá efectos reales. Comentan en algunos lugares que podrán multarle a usted si le da por opinar de palabra o por escrito que los dioses son seres imaginarios ya que eso es sagrado para muchas personas que podrán sentirse ofendidas y denunciarle por haberlas agraviado. Pero si la norma se cumple, el juez tendrá que valorar que su declaración no tienen valores políticos, literarios, artísticos, etc. y que, además, usted tenía intención directa de ofender. Demasiado complicado aunque de los jueces no puede fiarse uno demasiado.
Consecuentemente con la ley, hay cosas importantes que pueden quedar a salvo: "La vida de Brian" podrá exponerse y ser vista o alquilada en un videoclub sin riesgos si alguna "persona razonable" dice que tiene algo contenido artístico (¿qué será eso de "persona razonable"?)
Con esta normativa Irlanda se ha separado de sus vecinos (Inglaterra y Gales eliminaron la blasfemia de su ordenamiento legal en 2008) y unido a aquellos otros países que viviendo en la Edad Media consideran que las creencias religiosas no pueden ser criticadas (ver aquí).
Personalmente les diré por aquello de dejar las cosas claras que considero que la libertad de expresión debe ser muy amplia y sólo debe regularse en cuanto se incite a la comisión de delitos. Por eso tampoco estoy de acuerdo con que en algunos países se penalice decir que la matanza de judíos en la Alemania nazi no existió (o que Herodes no mató a nadie, o mató a muchos, o que los Reyes Magos no existen, etc.). Las opiniones, infundadas, erróneas o delirantes deben ser toleradas (1) y, en su caso, desmontadas mediante datos y argumentos, pero nunca penalizadas. La blasfemia, que en España es una tradición, puede ser antiestética pero nunca un delito.
(1) Recuerden que tolerancia es aceptar que lo que no nos gusta tiene derecho a existir, no nos obliga a que nos hagamos devotos de ninguna idea. Rafael Reig lo explica perfectamente con su peculiar toque de mala leche.
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