El tratamiento contra la lepra es muy efectivo aunque largo (entre seis y doce meses) y necesita una combinación de dapsona (un bacteriostático), rifampicina y clofazimina, llamados conjuntamente MDT (de multi-drug therapy). Lamentablemente esto es algo inalcanzable para una parte importante de los afectados debido a la mala calidad de los servicios sanitarios en sus países.
La lepra lleva con nosotros al menos cuatro mil años. Probablemente será erradicada en este siglo si la atención primaria mejora en los países más afectados
Lo anterior viene a cuento porque el dinero no es aquí un problema: desde 1995, la OMS proporciona la MDT gratuitamente a los enfermos. Desde 1998 esto es posible gracias a la donación de millones de dosis de MDT por la farmacéutica Novartis a través de la Novartis Foundation for Sustainable Development. Estas donaciones han permitido que en los últimos veinte años se hayan curado 14 millones de personas aunque la lepra sigue siendo un serio problema de salud pública en una decena de países (en 1985 eran 122), especialmente en India (donde, paradójicamente, se fabrican los tratamientos de la MDT), Mozambique, Brasil, Congo y Nepal, aunque está presente con menor prevalencia en bastantes otros.
Como resultado global, la enfermedad se ha reducido drásticamente desde 1980, sin duda más de un 90% y el número de enfermos registrados actualmente es de algo más de doscientos mil según la OMS. La cantidad exacta no es muy importante comparada con la necesidad de romper el rechazo social y el ocultamiento de la enfermedad, considerada durante siglos como un mal infamante, y sobre todo de mejorar los servicios de atención sanitaria básica en los países más afectados. El final de la lepra, su erradicación definitiva, es posible y probablemente no tarde mucho.
El artículo que hoy les comento no trata de este final sino de sus inicios ¿desde cuándo la lepra acompaña al ser humano y cómo se ha extendido por todo el mundo?
Algunos trabajos han mostrado que la lepra actual tiene un origen único ya que el genotipo de las bacterias de todo el mundo es llamativamente similar. Rastreando la filogenia se ha propuesto un origen en el Este de África y una diseminación hacia Asia y Europa acompañando a las migraciones humanas. La primera dispersión habría ocurrido hace 40 o 50 mil años. Otras versiones basadas en referencias históricas mantienen que la lepra llegó a la actual Europa mucho más recientemente, a la vuelta de los ejércitos de Alejandro, allá por el siglo III a.C. En América la lepra es reciente, como máximo de hace cinco siglos, y fue introducida por el tráfico de esclavos desde África o por europeos en la colonización a partir del siglo XV.
Suelen citarse textos indios del siglo VI aC (como el Sushruta Samhita , un texto médico) como la primera referencia ya que habla de una enfermedad cuyos síntomas coinciden con los de la lepra. Pero, si vamos a lo más seguro, la prueba más antigua era un esqueleto egipcio del siglo II a.C. con lesiones características.
El artículo que menciono, firmado por investigadores norteamericanos e indios, retrasa la evidencia de la enfermedad con pruebas directas ya que describe restos de un esqueleto de 4000 a 4500 años de antigüedad localizado en el Noroeste de India. Enterrado en la periferia de una población, dentro de un gran espacio cerrado con muros de piedra, pertenece a un hombre cercano a los 40 años y de 1.80 m de estatura aproximadamente. Son claramente visibles erosiones y pérdida de hueso en la cara, costillas, vértebras y extremidades. Las características de las erosiones han permitido descartar otras afecciones como la tuberculosis, leishmaniasis, sífilis, osteomielitis o infecciones óseas inespecíficas.
Este hallazgo prueba, en definitiva, algo simple pero importante: la lepra existía en El Noroeste de India hace al menos 4000 años. Los autores recuerdan en la discusión que aunque M. leprae es actualmente muy homogéneo, se distinguen 4 tipos, numerados del I al IV y radicados en Asia, África Este, Europa y América respectivamente. Los autores comentan las dos hipótesis principales respecto a su evolución. La primera, ya mencionada antes, es que el tipo II es el más antiguo y original de África del Este desde donde se dispersó diferenciándose progresivamente hacia Asia (tipo I) y Europa (tipo III). El tipo europeo es frecuente también en África Oeste y América, sugiriendo una colonización que derivó, al otro lado del Atlántico, en el tipo IV. La segunda hipótesis es que la dispersión comenzó en Asia bastante más recientemente, en la época de fuertes relaciones comerciales coincidente con el desarrollo de la civilización del Indo, hace unos 4500 años. La realidad es que no se sabe aún nada definitivo sobre estas etapas primigenias de la enfermedad ni sobre cómo se originó. Tal vez alguna respuesta llegue si se encuentra en el esqueleto de Balathal ADN de la bacteria, algo en lo que los investigadores se han puesto ya a trabajar.
Cráneo del individuo 1997-1 localizado en el asentamiento calcolítico de Balathal (Rajasthan, India) donde se señalan las lesiones más evidentes (fuente).
Robbins, G., Tripathy, V., Misra, V., Mohanty, R., Shinde, V., Gray, K., & Schug, M. (2009). Ancient Skeletal Evidence for Leprosy in India (2000 B.C.) PLoS ONE, 4 (5) DOI: 10.1371/journal.pone.0005669
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